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Confesiones bajo dos tazas de capuchino


Con motivo del día del periodista publico una entrevista que realicé, ya hace algunos meses, a una periodista que ha marcado huella en el estado Trujillo: Teresita Jiménez

“Esta es mi especialidad”, decía con una sonrisa mientras espolvoreaba con canela las dos tazas con capuchino que colocaba en la mesa de la cocina. Desde allí, se veía la sala de la casa con su techo alto que empequeñecía al árbol de navidad colocado al frente del sofá, en el cual se encontraban agolpados los distintos periódicos del día.
“No lo vas a creer pero me encanta decorar, esta casa es mía en toda su extensión”, confesaba mientras se detenía a mirarla por un segundo como si fuera una fotografía; “puede parecer un poco ecléctica, aunque más que ecléctica lo que pasa es que hay cosas que son herencia que hay que poner y las pongo por tributo”, añadió firmemente.
La periodista Teresita Jiménez tiene un ánimo propio de la tierra donde nació: Maracaibo. Sus gestos son incapaces de esconder sus emociones, que se tornan dulces y alegres cuando se dirige a su esposo o cuando recuerda gratos momentos, aunque también pueden ser serios cuando el caso lo amerita. En su voz se logra descifrar los lugares en los que ha residido, el acento marabino de nacimiento se ve opacado, más que por el andino, por cierto aire mexicano que obtuvo al vivir por cinco años en la conglomerada ciudad del DF, donde se tituló de Magíster en Comunicación y Política. “Yo estaba muy a gusto en México, hice muy buenos amigos pero nunca pensé en quedarme” confiesa; “yo sí tenía ganas de regresar a mi país; lo que pasa es que nunca dejé de ser una extranjera”.
Periodista de trayectoria en la región y actualmente coordinadora y profesora de la carrera de comunicación social del Núcleo Universitario “Rafael Rangel” de la Universidad de los Andes, Teresita Jiménez se ha convertido en un personaje reconocido en el estado por sus afirmaciones contundentes y fuertes denuncias al gobierno, alcanzando así un liderazgo que ha llevado a dirigentes de la oposición a vitorearla como posible candidata a la Asamblea Nacional.
“Siempre ha habido en mí un talante de líder. Yo he sido líder, soy líder. En donde llego termino siendo líder” asegura con convicción mientras levanta la taza de capuchino y la lleva a sus labios con delicadeza. Este liderazgo se hizo presente en 1993 cuando Teresita fue electa como presidenta del Colegio Nacional de Periodistas de Trujillo, del cual estuvo a cargo durante dos períodos, convirtiéndose en la única mujer que ha ocupado este puesto desde la fundación del CNP en 1971. “Cuando llegue no existía gremio y ni siquiera el CNP tenía sede. El gran logro de mi gestión es que en tres años entregué la sede del Colegio”, dice orgullosa.
Al estudiar toda su vida en colegios de monjas, Teresita Jiménez se confiesa católica por convicción. También se considera cien porciento feminista, hasta el punto de asistir, en 1995, a una Conferencia Internacional de la Mujer en China, aunque afirma que “sin los hombres el mundo sería muy aburrido”.
“Te voy a hacer una confesión brutal” dijo bajando un poco la voz e inclinando su cuerpo hacía mí como quien está a punto de contar un gran secreto. “Yo no iba a estudiar periodismo. Entré a la universidad por Derecho pero no me gustó para nada y me recordé de mi profesora de bachillerato Rosaura Sánchez que una vez me dijo que yo podría ser una muy buena periodista. ¿Y sabes qué le dije?”. De repente una gran sonrisa se dibujó en el rostro de Teresita y con tono irónico prosiguió: “¿Profesora, y para eso se estudia?”
Egresada de la Universidad del Zulia, Teresita Jiménez trabajó como periodista en el Diario de los Andes durante cinco años, donde confiesa haberse enamorado del diarismo. “El diarismo es fascinante y apasionante, te permite a ti conocer un país que generalmente lo tienes a espaldas. Lo que más me gustó fue la posibilidad de resolver un problema. Hay un colectivo que depende de ti, es un poco sentirte Superman, es un poco jugar a Luisa Lane”, dice con un brillo en los ojos. “Yo cada año abría un escándalo, tenía casos de periodismo, hacía periodismo de investigación”, expresa con mucha satisfacción la periodista que con gran orgullo se confiesa crítica a toda forma de poder.
Al hablar de su época en el Diario de los Andes, Teresita va acelerando el ritmo de la conversación y mostrando cada vez más su entusiasmo. Con ese mismo entusiasmo se mueven sus manos, las cuales dibujan un movimiento similar al de una bailarina de flamenco.
“Ejerciendo el diarismo vi las cosas más inauditas de mi vida, fue conocer una nación que no conocía. Me permitió conocer la dimensión humana en sentido positivo y en sentido negativo. Conocí gente muy mala, muy perversa, muy capaz de cualquier cosa, pero también conocí la nobleza y la solidaridad del trujillano”.
La luz que entraba por la sala poco a poco se fue desvaneciendo y con ella la mirada de Teresita, que sin poder evitarlo dejó escapar una lágrima que corrió rápidamente por su mejilla antes de que su mano interrumpiera bruscamente su camino. La voz de la periodista pasó del entusiasmo al resquebrajamiento en tan sólo un segundo, cuando le pregunté por lo más duro que le ha tocado ver como periodista. “En una ocasión me tocó reseñar a un niño que lo dejaban amarrado, que a su vez lo maltrataban sólo por gusto. Fue una cosa realmente conmovedora. Los vecinos habían denunciado el abuso y cuando lo buscamos el niño en vez de asustarse nos regaló una sonrisa”.
“Lloré mucho cuando renuncie al Diario”, dice mientras se le escapa un suspiro; “tuve que hacerlo por mi familia”. Familia que está conformada por una hija, dos hijos y su esposo con el que lleva más de veinte años, desde que lo conoció en la universidad. El brillo de su rostro al verlo entrar a la cocina refleja que a pesar de los años su amor sigue intacto. “Yo tuve que hacer algo muy bueno para que la vida me recompensara con un esposo como Aníbal”.
Para Teresita, actualmente el periodismo en el país tiene muchos excesos pero sigue siendo un buen periodismo, “si no fuera un buen periodismo no sobreviviéramos como una de las instituciones que aún cuenta con el respeto de la población venezolana” asegura.
La casa cada vez está más oscura y las tazas ya reposan vacías sobre la mesa. Teresita confiesa que descubrió que le gusta dar clase. La coordinación de la carrera de comunicación en el NURR “…significa un proyecto de vida y una oportunidad de construir algo que pueda quedar a la posteridad, algo que pueda constituirse en una referencia, que pueda dejar una huella”.
Además de la consolidación de la carrera en el NURR, Teresita Jiménez se ha planteado otros retos en su vida. “Quiero evitar la tentativa autoritaria en este país, me he propuesto cierto activismo político desde el periodismo, porque creo que el periodismo es una muy buena vía para aflorar todo lo que la vida democrática supone y en ese sentido creo que desde el periodismo podemos contribuir al fortalecimiento de la democracia en mi país. Quiero hacerlo y creo que lo estoy logrando”. Lo hacía desde una columna en el Diario de los Andes y ahora desde su blog Mediaciones en internet.
Con una mirada altiva Teresita se confiesa de izquierda aunque no cree ni un poco en este socialismo. “Yo creo que esto es un desprestigio al socialismo, socialismo no es autoritarismo ni concentración del poder. Esto que tenemos es una barbarie disfrazada de socialismo. Tengo la fe y la esperanza de que un día salgamos de esta pesadilla”.
La noche ya caía completamente y Teresita se levantaba de su asiento para prender la luz de la cocina. Una última incógnita cerró la conversación.
- ¿Está entre sus planes entrar en la política?
Después de una leve pausa que la llevó a pensar detenidamente en su respuesta, Teresita finalmente dijo con calma:
Si pudiera no, pero si me toca lo hago. Si pudiera esquivarlo lo esquivo. Mira pero es que me está tocando, me está como rozando. Creo que la torpeza de un gobernador en sus manejos de opinión pública me ha puesto a mí en una ruta política que no pretendía transitar, pero si me toca seguirla la sigo perfectamente, no tengo ningún inconveniente.
Ariana Briceño Rojas

Ariana Briceño Rojas

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