Cráteres Virtuales
En la vida se pueden presentar cosas paradójicas que pueden rayar en lo insólito, a lo que poco a poco y erróneamente nos vamos acostumbrando en Venezuela. Autopistas llenas de cráteres en uno de los países más ricos en petróleo, containers con toneladas de comida en descomposición mientras niños pegan sus caras a ventanas de restaurantes para ver si alguien les da de comer, twiteros, con menos de cien seguidores, apresados por escribir en 140 caracteres algo que puede “desestabilizar la banca nacional”, mientras miles de madres aún no encuentran el rostro del culpable de la muerte de sus hijos. Los venezolanos vivimos en un mundo al revés en el que, a pesar del satélite Simón Bolívar, una clase de periodismo digital en una de las universidades más importantes del país tiene que ser anotada a lápiz y papel por fallas en la conexión de internet.
“Imagínense que entraron en la página. A su izquierda van a conseguir una barra con opciones, van a clickear en documentación, luego biblioteca digital, luego le van a dar a un link azul que dice catálogo y van a escribir mi nombre: Raisa Urribarrí; Raisa con S muchachos. Cuando lleguen ahí van a encontrar mi artículo Internet y la Teoría de la Comunicación” dijo la profesora mientras con un marcador trataba de convertir el pizarrón en una pantalla de computadora para señalar al grupo de estudiantes, que rápidamente hacían garabatos en su cuadernos, cómo debían entrar a la página de gumilla a buscar una información; información que precisamente habla de las brechas digitales que existen en el mundo.
Hablar de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC), de los nuevos niveles de interactividad, de un cambio en el rol del periodista y del lector, de la capacidad de invertir roles y crear una verdadera retroalimentación, de la creación de una identidad virtual y de las maravillas de la nueva sociedad de la información, en el que todos podemos tener la misma participación, es ambiguo mientras las computadoras del aula de clase están apagadas porque en la ULA de Trujillo la conexión se cayó.
Las brechas digitales no sólo se sienten en las universidades, que han tenido que eliminar sus presupuestos para avances tecnológicos por entrar estos en la categoría de gastos suntuarios, sino que en el país el acceso a internet sólo alcanza al 30% de la población; quedando la mayoría desprovista, no sólo de avances tecnológicos, sino de la capacidad de establecer nuevas formas de comunicación e interrelación más activas y globales.
¿Dónde están los resultados del tan publicitado satélite Simón Bolívar?, ¿Cuándo eliminaremos las brechas digitales que separan a la mayoría de la población de las TIC?, ¿Cuándo se dejará de pensar en internet como un gasto suntuario y se empezará a hablar de un servicio público tan importante como el agua, la electricidad y el teléfono?
“Tómame una foto Zambrano porque esto de estar escribiendo en el pizarrón cómo buscar páginas en Internet no me lo van a creer” decía la profesora Urribarrí, mientras volteaba a la cámara con una sonrisa irónica; ironía que nos lleva a pensar que no sólo las autopistas reales de Venezuela están deterioradas, sino que nuestras autopistas virtuales también tienen sus propios cráteres.
...uno siente florecer la esperanza cuando percibe que la Universidad sigue formando jóvenes como tú, con espíritu crítico, fresco y libre del temor de expresar lo que piensa del mundo a su alrededor.
ResponderEliminarEn medio del panorama, al menos me da alivio saber que en el aula hay gente como tú que ha entendido perfectamente cuál es su papel como cronista, y que ha precisado lo de la brecha como no han podido hacerlo muchos de esos grandes que toman decisiones...
ResponderEliminarCoincido con los comentarios anteriores: no todo está perdido si tú lo escribes, lo compartes, fabricas un puente (a lo mejor endeble, pero puente al fin) para cruzar esa brecha.
ResponderEliminarEl periodismo digital, a fin de cuentas, es periodismo. Saludos.
Me alegra que les haya gustado la crónica... Aunque muchas veces se haga difícil tratar de esquivar esos cráteres, hay que buscar la forma de seguir transitando estas autopistas virtuales; para poco a poco, como dice la profesora Margarita, cruzar esa brecha.
ResponderEliminarMuchas gracias por los comentarios.
Con inteligencia y disciplina podemos saltar sobre los obstáculos. Tu crónica habla de limitaciones de la universidad, pero también da cuenta de los tesoros que existen tras las paredes de la Villa Universitaria. Tu crónica nos muestra a una profesora (Raisa) capaz de saltar sobre las barreras y a unos estudiantes, como tú, dispuesta a aprovechar las oportunidades que se les presentan. Felicitaciones. Paula Rivero
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