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Sandra Delgado. Fundadora del IRFA en Trujillo. “Deseo que el IRFA siga siendo una posibilidad para la gente”



Algunos estudiantes se encuentran sentados en círculo en un amplio salón de clase del Colegio Fe y Alegría de Valera en el estado Trujillo; hablan, se ríen y comentan los cuentos que leyeron de Horacio Quiroga. Sentada en una mesa junto a ellos está la profesora, una mujer de mediana edad que lleva su cabello negro recogido y tiene un aspecto sencillo y amigable. Ella dirige la conversación que poco a poco se va pareciendo más a una reunión de amigos que a una clase de literatura del 4to año de bachillerato.

Ya hace dos años que Sandra Delgado trabaja como profesora de las materias de Literatura y de Educación para el Trabajo en esta institución; aunque su relación con el Fundación Fe y Alegría tiene mucho más de este tiempo. En el 2000 se le confirió la gran tarea de fundar el Instituto Radiofónico Fe y Alegría (IRFA) en el Estado.

Para referirse al IRFA la profesora Sandra aún habla en primera persona. Su vínculo con la institución sigue latente a pesar de haber dejado su coordinación en el 2010; habla con orgullo de lo que este programa representó y representa para las personas mayores que no están escolarizadas.

“El IRFA es un programa de Fe y Alegría. Somos el mismo movimiento de educación popular, el mismito. El mismo que creó el padre Vélez quien fue al que se le ocurrió la maravillosa idea de que si se le estaba ofreciendo educación a los niños; entonces a las mamás, los papás y los hermanos mayores también se les podía ofrecer esta posibilidad” comentó la profesora.

¿Por qué el nombre de radiofónico al instituto?

- Cuando nosotros empezamos en el 2000 el IRFA ya tenía mucho tiempo en Venezuela, y la gente lo que recordaba de él era que empezó con clases por radio. La persona tenía un libro y se dictaban las clases a través de las emisoras a una hora específica. Pero como no hay radio en Trujillo se tuvo que pensar en otra forma. Y entonces empezamos con los centros; primero se les daban los casetts y después empezamos a captar voluntarios para que prestaran horas de su tiempo para dar clases los sábados a los estudiantes del IRFA.

Retomando raíces

Cuando en el 2000 el licenciado Carlos Krisch, fundador del IRFA en la región de los Andes, habló con la directora del colegio para buscar un voluntario que se encargara de crear el instituto en el Estado, la primera opción fue Sandra Delgado; ya que la labor comunitaria siempre ha sido parte de su vida.

“En mis años de chama hice trabajo voluntario en la comunidad. Por eso el llamado del licenciado Carlos Krisch lo asumí como una posibilidad de retomar raíces del trabajo voluntario que dejé en el camino, porque el IRFA es una gran proyecto que le da la posibilidad a las personas mayores de 15 años de estudiar y salir técnico medio”.

Sandra recuerda sus años de voluntaria con una sonrisa en el rostro, ha trabajado por la comunidad de San Luis desde muy joven, comunidad de la cual se siente muy ligada desde que llegó a vivir en ella a los 10 años. “Yo hice trabajo comunitario, junto a quien es ahora directora del Simoncito de esta comunidad. Éramos parte de un grupo juvenil aquí en San Luis que estaba asesorado por los sacerdotes y las hermanas salesianas, cuando teníamos 15 o 16 años y estudiábamos en el colegio. Atendíamos a un grupo de niños y adultos y les dábamos clases. Apoyábamos todos los planes comunales”.

Un comienzo accidentado

Sandra acepta que el inicio de cualquier emprendimiento no es fácil, y el IRFA en Trujillo no fue la excepción. Para el año que empezaron no tenían nada para trabajar. No contaban con sedes para dar clase, no tenían profesores que las dieran y no tenían ni el permiso de la zona educativa para acreditar a las personas que empezaran a estudiar en el instituto; pero lo que si tenían era la voluntad de llevar el proyecto adelante y el apoyo del Colegio Fe y Alegría.

“El IRFA comenzó en un pedacito de este colegio. En un salón amplio donde reunían a la gente nos cedieron como una especie de cuartico chiquitico y comenzamos sin nada. Aquí en la escuela nos prestaban hasta la grapadora”.

¿Cuáles fueron los pasos para que el IRFA arrancara en el estado?

- El primer paso fue captar voluntarios para dar clases, conseguí un grupo de voluntarios para que en septiembre se lograra comenzar con el primer grupo de estudiantes. También empecé con el trabajo de papeleo para tener el permiso de la zona educativa, porque en un principio iba a pertenecer a la zona de Mérida. Así comenzó el IRFA aquí en Valera, y de una vez también comenzó a funcionar el centro en Boconó.

¿Dónde daban y dan clases si no cuentan con sede propia?

- Las clases las dábamos aquí en el Colegio Fe y Alegría los sábados y todavía este apoyo se mantiene; el colegio fue como esa prima que nos prestó la estructura física y nos apoyo para iniciarnos. Cuando el IRFA comenzó funcionábamos en cualquier lado que nos dieran espacio; podía ser en la escuelita del pueblo o en la casa parroquial, donde fuera ahí estábamos nosotros, por eso tuvimos mucho auge cuando comenzamos en el estado Trujillo, y sobre todo en el municipio Boconó; Siempre hubo mucha posibilidad allí porque logramos meternos en pueblos como Niquitao y Burbusay

¿Cómo lograron captar a los voluntarios y convencerlos de que prestaran sus servicios?

- Aquí hicimos lo que siempre haces tú cuando quieres hacer un contacto. Empezamos a echar el cuento y le decías a alguna persona y ella te recomendaba a otra. En Boconó nos apoyamos en la escuela Fe y Alegría de ese municipio, en los profesores y en la directora para contactar personas voluntarias, dispuestas a dar clase los sábados. Por ahí se creó esa red e inclusive en Boconó existen voluntarios que tienen 10 años y van para 11 años. Asumen un rol en el que le dedican horas de su tiempo y de su vida a un grupo de gente.

La voluntad de estudiar

El IRFA tiene su fortaleza en las personas que dan clases voluntariamente y en los estudiantes mayores de 15 años que tienen el deseo de estudiar.

“Logramos tener un grupo pequeño pero había gente de Carache, de Boconó, del paramo que venían para acá a estudiar los sábados, personas que hicieron un sacrificio tan grande. Inclusive tenemos acá una compañera que empezó con nosotros con sacrificio, una persona que tiene tres hijos y familia, que ahorita salió de TSU en educación. Muchos de ellos pensaban que no tenían más posibilidades de estudiar porque era difícil. Quizás no todos pudieron continuar pero hay un compañero que está en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL), hay gente que ha seguido y eso me parece maravilloso. El primer grupo estaba conformado por 20 personas”.

¿Cómo fue trabajar en el IRFA?

- Recuerdo mucho que el trabajo del IRFA es un compromiso fuerte porque se hace mucho trabajo de calle para promover a la institución. En el IRFA conocí pueblos de Trujillo que no había conocido en toda mi vida. Hicimos un recorrido muy grande por el estado y lo bonito del paseo era la vista, el recorrido, pero también sumado a que nos tocó trabajar y agarrar colas y meternos en camiones y venirnos colgando, claro que era una situación diferente porque no había tanta inseguridad.

¿Qué desea para el IRFA?

- Deseo que el IRFA siga siendo una posibilidad para la gente. A mí me gustaría que el IRFA se siga consolidando, por lo menos en el caso de la radio que se nos quedó como un sueño. Siempre quisimos abocarnos a la parte de radio, tener la emisora acá, tener los programas, ser más fuertes, producir los micros aquí, ese fue un sueño que se quedó en el camino. Me gustaría que el IRFA tuviese su radio aquí como lo hay en otros estados.

¿Cuál fue la mayor satisfacción que tuvo como coordinadora del IRFA?

- Para mí la mejor satisfacción fue sacar la primera promoción del IRFA. El eslogan con el que nosotros trabajamos en el IRFA es “¿Quién dijo que se acabaron los sueños?”. Para una mujer que tiene su casa, tiene su familia y está llena de compromisos, el poder decir estudié representa algo muy importante.

Ariana Briceño Rojas

Ariana Briceño Rojas

2 comentarios:

  1. Excelente entrevista...entrevistada y entrevistadora :)
    ¡Me contenta tantísimo que la primera tanda de servicio comunitario de los estudiantes de comunicación social haya sido con el IRFA!
    Par de abrazos, bellas.

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